Este año, al celebrar la memoria de San León Magno, y por primera vez desde la elección del Papa León XIV a principios de este año, es oportuno recordar quién fue el primer Papa León. León I (c.400-461), obispo de Roma desde el año 440 hasta su muerte, fue el primer Papa llamado "el Grande" (le seguiría Gregorio I "el Grande" (590-604)). Su liderazgo se produjo durante un periodo de gran agitación. El Imperio Romano de Occidente se derrumbaba, la teología sufría ataques y las invasiones bárbaras amenazaban a la Cristiandad. León se distinguió como un gran y sabio defensor de la fe, un magistral administrador de la Iglesia y un valiente pacificador.
Una de las imágenes más perdurables del papado de León está plasmada en nuestro fresco de Rafael titulado El encuentro de León el Grande y Atila, pintado en 1514 en la Stanza di Eliodoro del Palacio Apostólico, en la Ciudad del Vaticano. El fresco representa el legendario encuentro que tuvo lugar en el año 452 d.C., cuando León se reunió con Atila el Huno a las afueras de Roma y le persuadió de que diera marcha atrás en su invasión, un acontecimiento que reforzó el papel del Papa no sólo como líder espiritual, sino también como protector de la ciudad de Roma. En la escena de Rafael, León cabalga confiado, flanqueado por cardenales, mientras los santos Pedro y Pablo aparecen en el cielo, portando espadas en milagrosa defensa de la Iglesia. La composición combina magistralmente el poder temporal y el espiritual.
Rafael sólo tenía 30 años cuando pintó este cuadro. Rafael, nacido Raffaello Sanzio en Urbino en 1483, fue uno de los grandes maestros del Renacimiento italiano. Formado primero por su padre y después por Perugino, Rafael ganó fama rápidamente en Florencia por sus luminosas Madonas y sus equilibradas composiciones. Su reputación pronto llegó al Papa Julio II, que le invitó a Roma hacia 1508 para decorar los aposentos papales en el Palacio Vaticano. Allí, Rafael creó sus obras más célebres -las Stanze di Raffaello-, entre ellas La Escuela de Atenas, La Disputa y el fresco actual El Encuentro de León Magno y Atila. Estos frescos le consagraron como el pintor más importante de la corte papal y uno de los artistas más destacados del Alto Renacimiento. Trágicamente, Rafael murió repentinamente en 1520, el Viernes Santo, con sólo 37 años, dejando tras de sí una obra extraordinaria por su belleza.
Al celebrar hoy la fiesta de San León Magno, se nos recuerda la fortaleza, sabiduría y fidelidad que todo Papa está llamado a encarnar para guiar a la Iglesia a través de los desafíos del mundo. Como San León I, nuestro nuevo Papa León XIV asume su ministerio en un momento en que el mensaje de Cristo puede verse fácilmente ahogado por el ruido de los conflictos políticos y culturales. La misión sigue siendo la misma: proclamar el Evangelio con claridad, compasión y valentía. Recemos, pues, hoy por el Papa León XIV, para que su servicio contribuya a acercar nuestro mundo a la luz y al amor de Cristo.
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