En su primera aparición pública en Roma tras más de dos semanas en Castel Gandolfo, el Papa León XIV se asomó a la ventana del Palacio Apostólico para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro.
“No se puede rezar a Dios como ‘Padre’ y después ser duros e insensibles con los demás, sino que es importante dejarse transformar por su bondad, por su paciencia, por su misericordia, para reflejar como en un espejo su rostro en el nuestro”, resaltó durante su meditación previa a la oración mariana.
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