Entradas populares

martes, 29 de julio de 2025

¿Por qué esta fallando la fidelidad matrimonial?


Una infidelidad que ha trascendido estos días, en un concierto Coldplay.

 

En estas últimas semanas, se ha difundido mucho el caso de una pareja de “supuestos amantes” del sector empresarial descubiertos públicamente en plena salida o romance a un concierto de la famosa banda Coldplay. Esta noticia referente a la infidelidad matrimonial nos llama a la reflexión del porqué hoy en día muchos matrimonios fracasan por el incumplimiento de esta promesa conyugal y qué deberíamos recordar los católicos sobre ella, siguiendo las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia.

¿Por qué se comete infidelidad matrimonial?

1.- Poner en primer lugar el trabajo

Muchos matrimonios ponen el trabajo por encima de la familia, se enfocan exclusivamente en ganar dinero y eso les lleva a descuidar su casa, a su esposa y sus hijos. Aquí entrarían, por ejemplo, aquellos que buscan un mejor puesto de trabajo y esto implica viajar a menudo, lo que deriva muchas veces en tentaciones con compañeras o compañeros de trabajo, y más cuando se duerme fuera de casa. Si una persona no posee una formación o dirección cristiana muy buena, los viajes pueden suponer una tentación que le hagan caer en infidelidad. Es por ello que los matrimonios católicos deben aprender a vivir también la pobreza evangélica en su estado y vocación.

Jesús señaló el peligro de la «seducción de las riquezas», que son como «espinas» que ahogan la Palabra divina sembrada en las almas (Mt 13,22; Mc 4,19; Lc 8,14; 21,34). Se pierde aquél que «atesora para sí y no es rico ante Dios» (12,15-21). Al fuego eterno irán los malos ricos, que no supieron compadecerse del pobre Lázaro, aunque lo tenían a su puerta (16,19-31). No supieron ver en él a Cristo: «Tuve hambre y no me disteis de comer» (Mt 25,31-46).

No siempre, por supuesto, la riqueza es ocasión de perdición eterna, pero con gran frecuencia impide ir a la perfección: es el caso del joven rico que respondió negativamente, no obstante ser bueno y cumplidor, a la llamada de Cristo, y «se entristeció mucho, porque era muy rico» (Lc 18,18-23). Por ello más vale vivir humildemente que arriesgarse a tener más riquezas y poner en peligro el matrimonio.

2.- Preferir las amistades a pasar tiempo con el esposo(a)

Otro de los motivos es vivir como si fueran solteros cuando están casados. Esto quiere decir que prefiere cada uno vivir su vida, salir con sus amigos y solo verse en casa. Esto es un primer indicio de que ese matrimonio no esta funcionando bien y puede acabar en infidelidad. 

Cuando uno se casa su vida cambia,  debe vivir por y para el otro, y el otro debe ser siempre lo primero, si se prefiere salir con los amigos a estar con tu pareja, no se ha entendido bien el matrimonio. Esto se agrava cuando se tratan de amistades del otro sexo, pues quién nos dice que esta amistad no nos llevará a caer en una tentación. Recordemos lo que dice la Escritura: "Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. Pero resístanlo firmes" (1 Pe 5,8-9).

Lo ideal es tener amistades compartidas con tu cónyuge, esto es, amistad entre matrimonios, quedar juntos. No se trata de no tener amistades, se trata de priorizar a tu esposa o esposo frente a ellas, y cuando se quiera quedar con amistades priorizar siempre que sean matrimonios. Y siempre recordar que tu mejor amigo o mejor amiga es tu pareja.

San Juan Crisóstomo sugiere a los jóvenes esposos hacer este razonamiento a sus esposas: “Te he tomado en mis brazos, te amo y te prefiero a mi vida. Porque la vida presente no es nada, te ruego, te pido y hago todo lo posible para que de tal manera vivamos la vida presente que allá en la otra podamos vivir juntos con plena seguridad. [...] Pongo tu amor por encima de todo, y nada me será más penoso que apartarme alguna vez de ti” (In epistulam ad Ephesios, homilía 20, 8).

3.- La monotonía matrimonial

A veces se ve la infidelidad como una salida a la monotonía: “Tenemos ya muchos años juntos y siempre estamos haciendo lo mismo”, “Ya me aburre mi pareja”. Pues bien, la vida es monótona, siempre se hace lo mismo, se come, se trabaja, se duerme, son cosas que no cambian en la vida de las personas, también el matrimonio ha de ser parte de la vida, y cuando venga la monotonía y la tentación del aburrimiento lo mejor es orar a Dios y pedirle fortaleza y paciencia para superar esta tentación.

Muchas veces en la vida encontraremos que estamos aburridos: hemos de buscar formas de combatir esto viajando, planificando hacer cosas nuevas, rezando a Dios mas frecuentemente para intensificar nuestra vida espiritual. Recordemos lo que dice la Escritura: "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" (Col 3, 23-24). Las cosas que hacemos en la vida, incluida la rutina matrimonial o familiar, hay que hacerlo de corazón, por Dios y para Dios, ofreciéndolo siempre en sacrificio para redimir el mundo, solo así esa monotonía que a veces uno encuentra en su vida adquiere un sentido reparador.

4.- El uso de anticonceptivos

Otro camino que suele llevar a la infidelidad conyugal es usar anticonceptivos. Si un matrimonio no esta abierto a la vida, solo busca el placer en el otro, al final acabará usando a su pareja para obtener el mismo placer, y el siguiente paso es buscar a otra pareja para encontrar también placer, pues no le interesa tener hijos, solo su propio placer.

El uso por tanto de métodos anticonceptivos es una muestra de egoísmo matrimonial, que puede acabar llevando a ese matrimonio a la infidelidad la mayor parte de las veces. Recordemos lo que enseña el Catecismo en su numeral 2370: "Por el contrario, es intrínsecamente mala 'toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación' (Humanae Vitae 14). 'Al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal, llamado a entregarse en plenitud personal. [...] Esta diferencia antropológica y moral entre la anticoncepción y el recurso a los ritmos periódicos implica [...] dos concepciones de la persona y de la sexualidad humana irreconciliables entre sí' (Familiaris Consortio 32)".

5.- La pornografía

El Catecismo de la Iglesia católica enseña que: "La pornografía consiste en sacar de la intimidad de los protagonistas actos sexuales, reales o simulados, para exhibirlos ante terceras personas de manera deliberada. Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganancia ilícita. Introduce a unos y a otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico" (n. 2354).

Cuando el matrimonio (él o ella) cae en el uso de la pornografía, acabas viendo a tu pareja como un objeto de usar y tirar, y esto con el tiempo lleva a buscar otras parejas que te den el sexo que ves en la pornografía, cayendo en infidelidad. Por tanto el uso de la pornografía es una puerta abierta a la infidelidad. Se tiene que luchar contra esta tentación con oración, pero también conociendo mucho la fe cristiana, para ver que tu esposa o esposa no es un objeto de tu placer, sino un compañero ideal de camino que Dios te puso y que entre ambos debéis ayudaros a ser santos.

Yasmin Oré y Jesús Urones, Formación matrimonial, ReL

Vea también     El valor de la fidelidad matrimonial
y su carácter creativo



No hay comentarios:

Publicar un comentario