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miércoles, 30 de julio de 2025

“Somos una gran familia”: la alegría de los jóvenes catecúmenos recibidos por el Papa

 

Una pequeña delegación, compuesta principalmente por jóvenes catecúmenos franceses participantes en el Jubileo, tuvo la suerte de ser recibida en el Vaticano por el Papa León XIV en la mañana del 29 de julio. Recogimos las reacciones agradecidas y alegres de algunos de ellos al salir de la audiencia

Les costaba encontrar su camino en el letargo y el bullicio festivo que reinaba en la Plaza de San Pedro, pero una gran sonrisa iluminó los rostros de Élisa y Jade, dos amigas de Burdeos, al enterarse de la llegada de León XIV. La mañana del 29 de julio, el Papa León XIV las recibió con un grupo de casi 600 personas, principalmente francófonas, en el Palacio Apostólico. Y después de esta audiencia, las dos jóvenes aún no lo podían creer. "Es como si hubiéramos estado tras la pantalla", explica Élisa, quien hasta entonces veía a León XIV como una persona "inaccesible" que solo podía verse en televisión.

Elisa es catecúmena y será bautizada en la Pascua de 2026, mientras que Jade fue bautizada en la Vigilia Pascual de este año. Al igual que todos los presentes en la audiencia, fueron elegidas por su reciente decisión de unirse a la Iglesia, un fenómeno que ha crecido en Francia en los últimos años.

"El hecho de que tengamos acceso al Papa por ser catecúmenos o neófitos me parece realmente genial", enfatiza Elisa. Su amiga Jade describe este encuentro como una "gran gracia", afirmando que se sintió apoyada. "Este encuentro nos ayuda a encontrar nuestro lugar en la Iglesia, lo cual no siempre es fácil cuando vienes de familias no católicas", dice. "En cierto modo, conocimos al cabeza de familia católica", confiesa Elisa.

La catecúmena dice que el discurso del Papa, pronunciado en francés, la conmovió profundamente y le pareció muy accesible. "Se puso en nuestro lugar, destacando lo difícil que puede ser nuestro camino", dice. "El Papa parece realmente amable y gentil", dice la mujer de Burdeos, que todavía no puede creer haberlo saludado.

"Luego llegó el Papa"

"Este es mi primer Jubileo, me dejo llevar, pero creo que fue el momento más importante de esta semana", dice Étienne, de 19 años, residente en Rennes. Este joven, catecúmeno desde diciembre pasado, se disculpa por no conocer aún todo el vocabulario de la Iglesia, pero describe con naturalidad su visita al Palacio Apostólico, al que llegó al amanecer con el resto del grupo. La Guardia Suiza, con sus uniformes amarillos, azules y rojos, los volúmenes y el dorado de las salas del Vaticano, todo esto lo asombró especialmente.

Etienne.

A veces, al unirte a la Iglesia, tienes un poco de miedo de estar solo, pero con este tipo de visita, comprendes realmente que somos una gran familia.

"Entonces llegó el Papa, todo de blanco", relata, enfatizando la emoción del momento. Si bien destaca el "fuerte acento estadounidense" del Papa en su discurso, cree que su discurso demostró cierto dominio del lenguaje de Molière. De esta breve intervención, Étienne retiene su mensaje sobre la "pérdida de sentido" de la sexualidad en la sociedad actual.

“Esto nos da la fuerza para ir y proclamar el Evangelio”.

Aurélien, de 23 años, Axelle, de 19, y Karl, de 20, forman parte de un pequeño grupo de la diócesis de Soissons que pudieron conocer al Papa esta mañana. Acompañados por su obispo, Mons. Renauld de Dinechin, recuerdan esta mañana inolvidable: los cantos en el Aula de las Bendiciones donde fueron recibidos, el intercambio de testimonios entre neófitos y catecúmenos, y finalmente la llegada del Papa.

"Tuve suerte de que me dedicara mi Magnificat ", dice Aurélien, mostrando su pequeño cuaderno firmado "León XIV". Axelle, quien también recibió una dedicatoria papal, destaca la atención del Papa, quien se tomó el tiempo de saludar a la mayoría de los jóvenes. "Y es realmente bueno que pueda hablarnos en francés, aunque a veces nos resultara difícil", añade Karl, quien apreció especialmente su catecismo. "Nos ilustró sobre los peligros de la vida moderna", señala, enfatizando su referencia a una "cultura de la muerte". 

Aurélien, Axelle et Karl.

"A veces nos da un poco de miedo estar solos cuando nos unimos a la Iglesia, pero con este tipo de visita, comprendemos realmente que somos una gran familia", asegura Axelle. Y añade: "No estamos solos, el Papa nos ve desde nuestra pequeña perspectiva". "Y eso nos da la fuerza para ir a proclamar el Evangelio", concluye Aurélien con convicción.

Camille Dalmas, Aleteia 

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