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sábado, 26 de julio de 2025

Evangelio - Memoria de San Joaquín y Santa Ana


 Libro del Exodo 24,3-8.


Moisés fue a comunicar al pueblo todas las palabras y prescripciones del Señor, y el pueblo respondió a una sola voz: "Estamos decididos a poner en práctica todas las palabras que ha dicho el Señor".
Moisés consignó por escrito las palabras del Señor, y a la mañana siguiente, bien temprano, levantó un altar al pie de la montaña y erigió doce piedras en representación a las doce tribus de Israel.
Después designó a un grupo de jóvenes israelitas, y ellos ofrecieron holocaustos e inmolaron terneros al Señor, en sacrificio de comunión.
Moisés tomó la mitad de la sangre, la puso en unos recipientes, y derramó la otra mitad sobre el altar.
Luego tomó el documento de la alianza y lo leyó delante del pueblo, el cual exclamó: "Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho".
Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas".


Salmo 50(49),1-2.5-6.14-15.

El Dios de los dioses, el Señor,
habla para convocar a la tierra
desde la salida del sol hasta el ocaso.
El Señor resplandece desde Sión,

que es el dechado de toda hermosura:
“Reúnanme a mis amigos,
a los que sellaron mi alianza con un sacrificio”.
¡Que el cielo proclame su justicia,

porque el Señor es el único Juez!
Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza
y cumple tus votos al Altísimo;
invócame en los momentos de peligro:

yo te libraré, y tú me glorificarás”.


Evangelio según San Mateo 13,24-30.

Jesús propuso a la gente otra parábola:
"El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.
Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'.
El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'.
'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.
Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Bulle

San John Henry Newman (1801-1890)
teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
Sermones predicados en varias ocasiones, n° 9, 2.6


“Dejadlos crecer juntos hasta la cosecha”

Hay escándalos en la Iglesia, cosas censurables y vergonzosas; ningún católico podrá negarlo. Tiene siempre que asumir el reproche y la vergüenza de ser la madre de hijos indignos; tiene hijos que son buenos, y otros que son malos... Dios habría podido instituir una Iglesia que fuera pura; pero predijo que la cizaña sembrada por el enemigo, crecería con el trigo hasta la cosecha, en el fin del mundo. Afirmó que su Iglesia sería semejante a una red de pescador "que recoge peces de todas clases" y que no se escogen hasta el atardecer (Mt 13,47s).
Yendo más lejos todavía, declaró que los malos y los imperfectos, le importaban más que los buenos."Muchos son los llamados, dijo, pero pocos los escogidos" (Mt 22,14), y su apóstol dice "que subsiste un resto, elegido por gracia" (Rm 11,5). Existe, pues sin cesar, en la historia y en la vida de los católicos, el juego de hechos ampliamente contradictorios... Pero no nos avergonzamos, ni escondemos el rostro entre las manos, al contrario, levantamos nuestras manos y nuestra cara hacia nuestro Redentor.
"Como los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores..., así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia" (Sal. 122,2)... Acudimos a ti, juez justo, porque eres tú el que nos mira. No hacemos ningún caso a los hombres, mientras te tenemos, a ti..., mientras tenemos tu presencia en nuestras asambleas, tu testimonio y tu aprobación en nuestros corazones.

Reflexión sobre el cuadro

Joaquín y Ana son reconocidos tradicionalmente como los padres de María, la madre de Jesús, desde el siglo II (ya que la propia Escritura no nos dice nada sobre los padres de María; Ana sólo se menciona en el Protoevangilio apócrifo de Santiago). Un antiguo padre de la Iglesia se dirigió a ellos con estas palabras "Bendita pareja. Toda la creación está en deuda con vosotros, pues a través de vosotros se presenta al Creador el don más noble, a saber, una madre sin mancha que sólo era digna del Creador". Gracias a la fe de Joaquín y Ana, María pudo dar su profunda respuesta de fe a la llamada de Dios transmitida por el ángel Gabriel.

Como abuelos de Jesús, Joaquín y Ana fomentaron un ambiente de fe que permitió a Jesús crecer en sabiduría y amor ante Dios y los demás. Por eso, la fiesta de hoy nos invita a reflexionar sobre las personas que nos han apoyado en nuestro camino espiritual. Hoy nos sentimos especialmente animados a recordar a nuestros abuelos y su fe, que ayudó a encender la llama de la fe en nuestras propias vidas. Dentro de la Iglesia, existen pequeñas comunidades de fe que contribuyen a alimentar nuestra relación con Dios. Los padres y los abuelos de Jesús constituyeron una pequeña comunidad de fe en su vida, y le prepararon para su ministerio vivificador.

Las representaciones narrativas de la vida de la Virgen María fueron muy populares en el siglo XV, pero este episodio en particular es poco común. Nuestro cuadro representa a "Joaquín y Ana dando de comer a los pobres y ofrendas al templo". Muestra la caridad de los padres de María antes de su nacimiento. En Toscana, en la época de nuestro pintor, Andrea di Bartolo, las leyendas hablaban de la extraordinaria generosidad de Ana y Joaquín. La tradición decía que sólo retenían un tercio de su riqueza, dando un tercio a obras de caridad y donando el resto al templo. A la izquierda de nuestro cuadro, Joaquín distribuye pan a los pobres y enfermos, algunos apoyados en muletas y vestidos con ropas remendadas y harapientas. En el centro, Ana se acerca al templo con muchachos que llevan sacos de grano. A pesar de su generosidad, el hecho de que la pareja no tuviera hijos -ya eran bastante mayores cuando nació María- se consideraba un signo del desagrado de Dios. Al final, cuenta la leyenda, los sacrificios de Joaquín fueron rechazados por los sacerdotes, lo que provocó su destierro del templo. Durante su exilio de 40 días en el desierto, los ángeles se aparecieron a Joaquín y Ana, anunciando la concepción de María y revelando que su hija sería extraordinaria, "por quien vendrá la salvación del mundo".
Igual paciencia muestra Dios en la parábola de la cizaña porque no quiere la muerte del pecador sino que se convierta.

by Padre Patrick van der Vorst

Oración

Oh amado Señor, me despierto dándote gracias por el don de la vida y del amor. Quiero pedirte que me des hoy la capacidad de saber escucharte con el alma siempre dispuesta y con el corazón dócil y abierto a tus inspiraciones.
Necesito en todo momento de tu fuerza y de tu poder para poder sentir con humildad cada una de las manifestaciones de amor con la que a diario pones a todo mi alrededor.
Quiero poder decirte con completa confianza y con gran pasión desbordante, que por Ti daría mi vida, pero luego me acuerdo de Pedro, que luego de haberte jurado que por Ti lo daría todo, sufrió de una terrible debilidad que hizo que hasta negara conocerte.
No quiero tampoco dejarme llevar ni confiar en las intenciones de mi corazón, sino que seas Tú siempre mi guía y mi bandera, pues no sea que me vea luego yo como Judas, que aún, siguiendo tu proyecto de salvación, que realizó también curaciones y expulsó demonios en tu nombre, se dejó llevar por sus malas pasiones y terminó por venderte por unas monedas de plata.
Mi Jesús, muchas veces lloro mis pecados, mis malos deseos me atormentan y angustian mi alma, soy débil, pero tu Santo Espíritu me anima a levantarme y a seguir adelante.
Eres el amigo que no defrauda. Quiero ser fiel a tu amor, a tu Iglesia. Quiero confiar plenamente en la satisfacción que da tu amor que todo lo llena.
Sé que seguirte exige una entrega total y sacrificio de muchas cosas, pero aun así me acerco a Ti para que me limpies de mis egoísmos, de mi orgullo y de todo aquello que no me permita donarme por completo.
Te amo, eres el dueño de mi vida, confío en que me bendices en estos momentos, llenas de felicidad mi vida y aumentas mi confianza.
Amén
(Radio Estrella)

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